Thursday 17 October 2013

Amargo


Amargo es el despertar con el sonido de la alarma del móvil a las seis y media de la madrugada, igual que amargo fue el café que consiguió despertarme para ir a la universidad. Sin embargo, lo más amargo de todo fue descubrir que era 14 de febrero porque en el autobús una pareja se felicitaba el día nada más verse, mientras que a mi lado el asiento se encontraba vacío; más amargo si cabe cuando ves por delante las doce horas que te quedan por estar en la universidad.

El día empezó como otro cualquiera. Horas y horas se avecinaban en la universidad con la única compañía de mis libros en una mesa aislada de la Biblioteca de la Universidad de Alicante y un tupper con comida fría que aliviaría media hora, una como mucho, entre páginas y páginas escritas en inglés. La vibración del móvil sobre la mesa me hace levantar la mirada del montón de papeles. «Al final sí que puedo quedar, ¿te apetece ese café?» Sin ni siquiera pensarlo, el sí ya estaba escrito en la pantalla y en media hora ya me encontraba en la cafetería buscándote entre todas las cabezas que estaban sentadas allí. 

Dos besos me recibieron al llegar a la mesa en la que estabas. Tú, un chico risueño y extrovertido, siempre con una palabra en la boca, con una historia que contar. La primera vez que te vi tan de cerca odié tus gafas de sol por ocultarme tus ojos, pero reconozco que me dio vergüenza pedirte que te las quitaras. 

Amargo me supo el primer café sin azúcar que te vi tomar.


4 comments:

Cora said...

bella tu entrada y tu blog...
esos besos sin permiso, en ese cafe ... magico...

saludos

ÁngelLT said...

Hace unos días estuve paseándome por los blogs que sigo, y vi que lo habías cerrado, o eso creo. Si es así me alegra que hayas vuelto a escribir.
El texto me ha parecido amargo y precioso :)

- said...

Que contrariedad que el regusto que me ha dejado tu escrito sea tan dulce :)

Ann said...

Qué preciosas y qué amargas tus palabras. Me ha encantado leerte y espero que mi final amargo tarde mucho en llegar, o mejor, que no llegue nunca. Un placer pasarme por aquí, espero volver muy pronto.
Un beso,
Ana.

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