Abrió los ojos, amanecía.
Sonrió.
Hacía tiempo que no lo hacía.
Tenía ganas de levantarse y empezar.
El día era largo y él tenía muchos planes.
Se levantó y su puso manos a la obra.
Por su cabeza pasaban miles de ideas.
Hacía tiempo que no se encontraba tan bien.
Le gustaba lo que hacía, y mejor, cómo lo hacía.
Disfrutaba de su trabajo y del esfuerzo que realizaba.
Puede que a veces se sintiera agotado por ello,
pero todo esto le hacía sentirse vivo y con más ganas de continuar.
Tenía metas, caminos, ambiciones y ganas.
Todo lo necesario para triunfar en este mundo donde parece
que la incoherencia y la insensatez son capaces de plantarle
cara al sentido común.
Se echó agua a la cara y se miró al espejo pensando:
"Venga, vamos a comernos el mundo"
4 comments:
Claro que sí, amigo, y nada mejor que hacerlo con la cara límpia, así ofrecemos lo mejor de nosostros mismos....
Abrazos....
Adoro ese sentimiento de tener la ambición y las ganas de comerme el mundo :) ¿Por qué no?
Un besito!
Qué buen rollo David!
Me encanta sentirte así..
Besazosssss! y que dureee..
di que si, con esas ganas te comes el mundo y todo lo que se te ponga por delante.
Ole, me gusta mucho verte así, mucho mucho.
Un besito peke, disfruta
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