Abrió un ojo, medio dormida, para comprobar
que aún era de noche. Podía escuchar el sonido de las gotas de lluvia golpeando
el cristal de la ventana de su habitación y se cubrió con el nórdico con más
ganas.
El verano se marchaba por la puerta de
detrás, sin despedirse, pero a Dafne no le importaba. Sabía que ella siempre
había pertenecido al invierno. El calor la agotaba y le hacía recordar; en
cambio, el invierno la arropaba cada noche con su frío y la despertaba con
delicadeza por las mañanas.
Y, por supuesto, el invierno pertenecía a
ella; a sus caminatas por la ciudad donde se perdía del mundo y a sus cafés
cargados en la azotea de su casa. Además, el frío la inspiraba; cada día era
una historia nueva y cada la vivía.
Volvió a cerrar los ojos. El invierno se
acercaba, y ella era feliz. Pronto lo volvería a vivir.
4 comments:
A muchos les devuelve la vida el invierno...
Precioso.
El otoño, el invierno.
Estaciones frías que sin embargo, te dan más amor cálido.
Yo también soy como Dafne, no me importa que el verano se haya ido sin decir adiós, no lo extraño demasiado.
(abrazos azucarados)
Esos abrazos interminables que te da el edredón es lo mejor del Otoño. El Invierno es demasiado mágico como para describirlo, y el frío es encantador. A mí también, como a Dafne me encanta y me da en la nariz que a un Búho que yo me sé le hace vivir completamente.
Un abrazo gigante, Little Owl
¡Cuantísimo tiempo hacía que no pasaba por aquí! Me he empapado pero bien.. Parece que el tiempo invita a escribir :)
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